“Cuando el sabio señala a la Luna, el necio mira el dedo”

Proverbio chino

Se ha presentado en Nueva Orleans el Apple HEART Study, donde se valora, en principio, la capacidad del Apple Watch de detectar determinadas alteraciones en el ritmo cardiaco. Para ello se han analizado los datos de, nada más y nada menos, 400000 personas (que no son pacientes, y esto es muy relevante) durante ocho meses. Un estudio sin precedentes y totalmente novedoso en cuanto a diseño y planteamiento.

Sin embargo, me atrevo a decir que lo de menos aquí son los resultados. Es obvio que los ingenieros y cardiólogos que trabajan en Apple saben que, como electrocardiógrafo, el reloj no es, a día de hoy, la mejor herramienta. Pero son conscientes de que es cuestión de tiempo que así lo sea. Y de hecho, no creo que les preocupe en absoluto, porque el aparato en este caso es sólo el dedo que señala a la luna, o tal vez, a la manzana. Es, en realidad, un medio, y no un fin en sí mismo.

Apple se desmarca con quizás al menos tres mensajes muy claros:

Primero, señalando el potencial de obtener y procesar un volumen ingente de datos, hasta en tiempo real y de manera directa, como una herramienta de futuro para desarrollar líneas de trabajo en salud sin precedentes y que nos ofrecen llegar mucho más lejos en el conocimiento biomédico.

Segundo, que apuesta por una medicina predictiva en que, además de curar, o evitamos  o nos intentamos  adelantar a la enfermedad; está muy bien que una ambulancia llegue en siete minutos a socorrer a un infartado, pero es mucho mejor evitar ese infarto. Recordemos que en este estudio no hay lo que conocemos como “enfermos” al uso, sino personas sanas. Apple sabe que por lo general no queremos enfermar, y ese va a ser parte del mensaje.

Y tercero, que la investigación biomédica ya no va a depender sólo de instituciones y universidades ancladas en el cuaternario mental, sino de entidades que entiendan el lenguaje de la innovación como servicio de valor, independientemente de si es una empresa pública, privada o que fabrique aviones o relojes.

El objetivo de Apple no es sólo vender relojes. Como explicaba mucho mejor que yo Enrique Dans este post, las miras están puestas mucho más allá, en la provisión de servicios de salud a largo plazo basadas en una tecnología que rompe al fin las barreras que la medicina tradicional ni siquiera es capaz de ver.

Queda por saber si en ese camino las bondades superan a las maldades. Es obvio que hay que pulir la herramienta y que el riesgo de sobrediagnóstico, sobretratamiento y alarmismo está ahí y que se debe atravesar de manera inevitable. Estamos entregando nuestros datos a una empresa privada con ánimo de lucro y eso debe hacernos cautos, aunque parece no preocuparnos cuando miramos lo que algunos publican en Facebook, Twitter o Instagram.

Pero cambiemos electrocardiograma por glucosa en sangre, niveles de sodio, o por cualquier parámetro observable que se correlacione con la probabilidad de tener en el futuro (que puede ser una hora) un problema de salud relevante. ¿Qué pasaría si somos capaces de adelantarnos y analizar su tendencia? Simplemente, que será más probable que lo podamos evitar. Y justo por ese motivo vamos a ser tú y yo los que luzcamos el reloj de Apple en la muñeca (que no es un reloj, igual que un iPhone no es un teléfono, sino un ordenador que también llama) y no precisamente para saber la hora.

No. Apple no es una empresa que sólo vende ordenadores, teléfonos y relojes. Nos acaba de vender, o de enseñar, la puerta de entrada de lo que puede ser el futuro de la medicina a corto plazo. El estudio en cuestión ofrecerá conclusiones clínicas más o menos relevantes, pero su valor es fundamentalmente conceptual.

Miremos pues la manzana que tenemos delante y no el brazo que la sostiene.


Mi más sincera enhorabuena y felicitación a la Sociedad Española de Cardiología por su clara apuesta en innovación, tecnología y difusión del conocimiento. Un referente sin la menor duda. Gracias. 

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